Hay en el mercado muchísimas dietas con nombres diferentes y casi todas ellas logran el mismo resultado: te hacen adelgazar muy rápido y con el tiempo, vuelves a recuperar el peso perdido o incluso algunos kilos más.
Ahora quiero que te plantees una cosa. Si realmente hubiera una dieta o producto definitivo para lograr adelgazar ¿crees que lo venderían? Piénsalo bien porque la respuesta es muy dura.
Si lo hicieran, tú conseguirías bajar de peso y se les acabaría el negocio!!! Y eso no es lo que les interesa a las grandes industrias que ganan cada año millones a costa de las ilusiones de la gente.
Es lo mismo que las farmacéuticas. ¿Realmente crees que les interesa que recuperes la salud? Si así fuera, se les acabaría el negocio!!!
Sé que esto es algo duro de asimilar, pero es así. Estas grandes empresas se benefician de la enfermedad, y no te darán una pastilla para que te cures por completo, sino un remedio que te aliviará los síntomas temporalmente y te mantendrá enganchada a un producto que te convierte en cliente para toda la vida.
La medicina de ahora, no trata la causa de la enfermedad, sino el síntoma. A esto se le llama medicina paliativa y significa que te hacen más llevadera la enfermedad suavizando los síntomas. En cambio, si buscas la causa para atajar la enfermedad de raíz, los síntomas desaparecen y nunca más regresan.
Pero volvamos al tema que nos ocupa, que es adelgazar. Las dietas milagrosas es un negocio muy rentable pero que fracasan en más del 90% de los casos. Según Eating Desorder Foundation: «La industria del adelgazamiento es el único negocio rentable del mundo con una tasa de fracaso del 98%«.
Con estos datos nos vemos en la necesidad de reflexionar si estos productos y dietas de verdad sirven para algo más que para perder dinero y aumentar la frustración por los kilos que siguen acumulándose.
El efecto rebote
La presión publicitaria
La publicidad y el marketing tampoco ayudan porque nos bombardean con imágenes de cuerpos delgados casi anoréxicos como ideal de belleza. Las tiendas de ropa no paran de bajar sus tallas, lo que hace a veces imposible encontrar ropa bonita que se ajuste a los cuerpos que se salen del molde que la sociedad impone.
Si quieres saber más, te invito a que leas mi artículo «El cuerpo ideal según la moda»
Las mentiras y el marketing
Es increíble cómo se venden algunos productos industriales con exceso de aditivos y productos químicos como algo saludable capaz de bajar el colesterol o los triglicéridos. Y que por otro lado, en un herbolario no pueda ponerse que el Cardo Mariano ayuda a hacer lo mismo pero sin efectos secundarios, activando al hígado para que funcione mejor.
Por otro lado, nadie te dice que el colesterol suele ser el síntoma de un estado de estres prolongado en el tiempo, en el que necesitamos proteger nuestras arterias por un aumento en la presión sanguínea. Si bajamos el colesterol y seguimos con estrés, nuestras arterias se verán indefensas para soportar tanta presión y podría ser peor el remedio que la enfermedad.
Pero pocas personas investigan y analizan si la información que reciben es veraz. Es más fácil dejar la responsabilidad de nuestra salud en las manos de los médicos, pero esto es un error. El mayor interesado en tener una buena salud eres tú mismo y no puedes dejar en manos de otros algo tan importante.
La educación
La obesidad está alcanzando dimensiones de epidemia mundial. En Europa, por ejemplo, se ha triplicado en los últimos 20 años. En España, según la Encuesta Nacional de Salud del año 2006, un 37,8% de los adultos y un 30% de los niños y jóvenes sufren sobrepeso, y un 15,6% y 13,9%, respectivamente, obesidad. Los problemas de salud que estas cifras suponen son fáciles de imaginar.
La respuesta para esta situación está en la educación. Nuestros hijos terminan el colegio sabiendo matemáticas y geografía, pero desconocen cómo deben comer, o cómo comunicarse con los demás o cómo gestionar las emociones para ser más feliz. Estos conocimientos son los que usaremos cada día de nuestra vida y nadie nos enseña de pequeños como hacerlo, ni en la familia ni en la escuela. En cambio, yo no he necesitado hacer raíces cuadradas jamás, ni tampoco me ha servido conocer los ríos de Europa o los nombres de los reyes visigodos.
La responsabilidad
Ahora, puedes seguir creyendo que tomando unas pastillas cuyos ingredientes desconoces puedes adelgazar de forma saludable. También puedes creer que pegando unas plantillas a tus pies por la noche, podrás desintoxicarte y bajar de peso… Sí, yo también quise creerlo en su día y me gasté mucho dinero en estafas. Y no quiero que a tí te pase lo mismo.
La base para adelgazar y mantenerse para siempre está en adquirir unos hábitos correctos de alimentación y hacer ejercicio. Esto es así, por mucho que prefieras creer que con una pastilla mágica lo vas a conseguir. En el fondo sabes que estas pastillas son una estafa. Si nos educaran en alimentación y hábitos saludables, sabríamos rechazar estos productos milagro y acudiríamos más a profesionales serios que nos ayuden a llevar una relación sana con la comida y con nosotros mismos.
Conclusión
Para adelgazar, no existen los milagros pero sí pueden obtenerse resultados de forma definitiva si nos enfocamos en el cambio de hábitos y hacemos que esos cambios formen parte de nuestra vida para siempre.
La clave para que sean cambios permanentes es que sea algo placentero y no un sufrimiento, aprendiendo a medida que vamos avanzando a hacer las cosas mejor. No hace falta un látigo para que empieces a mejorar tus hábitos de comidas o incorporar el deporte de forma regular. Tampoco esperes hacer el cambio de la noche a la mañana, porque eso sólo te causará frustraciones. Lo mejor es comenzar con cositas sencillas y a tu propio ritmo.
Todo esto y mucho más es lo que te cuento en el taller «Reconquista tu Cuerpo» donde a través de diferentes herramientas lograrás modificar tus hábitos de alimentación y podrás adelgazar de una forma sencilla y placentera. Incluso te explico la mejor forma de incorporar el deporte en tu vida!!!
Y todo esto no te lo cuento para venderte un milagro que no sirve para nada. Puedo hablar de ello porque como tú, me he gastado cantidades astronómicas en remedios y pastillas que sólo empeoraron mi situación. Al igual que tú, me he obligado a llevar dietas drásticas, a pasar hambre, a sentir ansiedad a todas horas y pasarme el día pensando en comida.
Pero logré salir, asumiendo la responsabilidad y enfocándome en recuperar la salud, la autoestima y mi poder personal. ¿Cuál fue el resultado? Adelgacé 30 kilos sin apenas darme cuenta y mi cuerpo desde entonces se mantiene saludable y todos los días hago algo de deporte porque me apetece y no porque me obligue a hacerlo. Así que…
¡¡¡ Dejate de milagros y prueba lo que funciona !!!